Desde lo recóndito de tus salones, sobrevienen sensaciones que he vivido, tal vez en otra piel, tal ves en otra época, tal vez bajo la hipnótica melodía de la cajita que mamá activaba cada noche cuando bendecía mi sueño con la gracia del Supremo...
Nuestras vidas surcaron el planeta, atravesando un millón de almas. El espíritu, plasmado con dichas de la infancia, se inunda de desarraigos que en épocas adolescentes abordan el ser...
¿Acaso las flores de mármol van a perpetuar el aroma en mis recuerdos? Volverán los colores a renacer, ya cargados de alegría melancólica, añeja y mordaz, y los ásperos sonidos, escabrosas y tempestuosas sinfonías de tus dedos, arrullarán mi reposo.
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Desde lo recóndito de tus salones,
sobrevienen sensaciones que he vivido,
tal vez en otra piel, tal ves en otra época,
tal vez bajo la hipnótica melodía
de la cajita que mamá activaba cada noche
cuando bendecía mi sueño con la gracia del Supremo...
Nuestras vidas surcaron el planeta,
atravesando un millón de almas.
El espíritu, plasmado con dichas de la infancia,
se inunda de desarraigos que en épocas adolescentes abordan el ser...
¿Acaso las flores de mármol van a perpetuar el aroma en mis recuerdos?
Volverán los colores a renacer,
ya cargados de alegría melancólica, añeja y mordaz,
y los ásperos sonidos, escabrosas y tempestuosas sinfonías de tus dedos,
arrullarán mi reposo.
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